El proyecto para el Centro de Convenciones de Madrid de Mansilla+Tuñon ejemplifica alguno de los objetivos que debemos alcanzar con el centro de actividades de la Ciudad Lineal.
Los arquitectos exploran las posibilidades de un objeto-forma fácilmente asimilable. El gran disco agujereado situado detrás de las torres es un sol, la luna con sus cráteres, un gran queso, una pelota, incluso una moneda.
La base es una gran plataforma que sirve de
aparcamiento e intercambiador climático. Dentro, el disco se divide en grandes losas
que se pliegan según los diferentes usos: aéreas de acogida, congresos,
exposiciones, espacios polivalentes, etc. Todo es sencillo y funcional, a la
vez interesante y sorprendente. Al interior, el efecto de los círculos se
multiplica, en constelaciones, planetas a su vez rodeados de varios soles o
lunas. Todo explicado con pocos y eficaces dibujos, además de una maqueta-logo.
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